Muchos emprendedores sienten que lograr una gran variedad de productos los hace más fuertes en el mercado, pero muchas veces diversificar de más puede lograr exactamente el efecto contrario.

DiversidadA la hora de sentarse y reflexionar sobre nuestro emprendimiento aparecen algunas dudas casi existenciales sobre cómo avanzar con nuestra oferta. ¿Apuesto a éste diseño de zapatillas que vende mucho? ¿Saco nuevos diseños al mercado? ¿Produzco poco stock pero varios modelos? ¿Produzco mucho stock del modelo más vendido? ¿Qué conviene?

Algunas reflexiones a tener en cuenta:

Identidad y Negocio

La sensación por momentos es que seguir al producto más vendido es traicionar la identidad del emprendimiento, pero tomémonos el atrevimiento de desmitificar este razonamiento.

Si un producto es fiel y nos permite crecer quizá es hora de darle la importancia que merece. Profundizar en cómo ofrecemos este producto es clave. El cliente se marea con muchas opciones, muchas veces no sabe desde dónde entrar al negocio; y esto puede espantar posibles compradores. Hay una necesidad de parte del comprador de entender qué lo que está comprando y qué es lo que el negocio ofrece. Es importante acercar al cliente a la compra y esto requiere acortar al mínimo los pasos intermedios. Comunicar mejor prevalece sobre comunicar más. La propuesta inteligente está en encontrar un balance entre el negocio que imagino y el negocio que funciona.

El Mundo Estético

Buscando este balance, lo que muchas veces se pierde entre promociones y ventas es la visión. ¿Qué estamos vendiendo realmente?

Como emprendedor uno tiene la responsabilidad de pensar más allá del simple “es caro” o “es barato”. Pareciera que el cliente solo piensa en el precio, pero eso es porque no nos hemos tomado el trabajo de transmitir lo que verdaderamente se está ofreciendo. La marca es un mundo, es una forma de vestir y es una forma de ser. Y si este mundo precisa diversidad entonces es importante dársela. El cliente se siente más cómodo puede conectar mejor con el mundo estético que estamos queriendo comunicar.

Arriesgar Siempre

Uno no crea un emprendimiento solo por crearlo, uno crea un emprendimiento para transmitir un mensaje y apostar a más. Esto implica actitud y riesgo: invertir en nuestras ideas, hacerle caso al instinto y ampliar nuestro marco de ventas. Los emprendedores exitosos entienden que apostar a un emprendimiento nuevo, es dar un salto. Y si bien diversificar la mercadería es muchas veces una necesidad de cambio, también deberia ser una oportunidad para conectar con nuevos tipos de consumidores. Apostar a lo nuevo no debe estar basado únicamente en un capricho por crecer, sino en un estudio riguroso que uno hace para entender al consumidor y conocer sus necesidades.

Prueba y Paciencia

Crecer precisa tiempo y buena disposición. Al profundizar sobre los productos firmes se genera un ritmo de ventas. Y hacerse las preguntas necesarias para evolucionar en ese ritmo es lo que mantiene un emprendimiento sobre ruedas.

Es fundamental indagarse a uno mismo e indagar a los competidores. Vender indumentaria no es como vender cualquier otro producto en el mercado. En moda, si uno construye una buena experiencia, los clientes hablan entre ellos, comparten y se informan. Las tendencias se logran con esa paciencia observadora.

Entonces, una vez que la decisión está hecha, hay que dejarla avanzar y crecer. Darle el tiempo y el espacio para expandirse. Por sobretodo, cuidar al producto fiel, profundizar. Aunque nosotros queramos avanzar y generar novedad, en general la vanguardia está en lo más simple. Permitir que el cliente se afiance y confie en el mundo que le ofrecemos. Y a su vez, ofrecer un mundo estético, coherente, completo y diverso a la vez.